Imaginate que un día de pronto, de la nada, empezás a sentirte mal. Al principio nada intenso, pero lo suficiente para empezar a preocuparte. Luego, durante los próximos días, el malestar permanece antes de empeorar bastante, hasta que, casi sin darte cuenta, estás acostada en una camilla de hospital. Mientras tanto, un médico te dice que en definitiva necesitan inducirte un coma para que tengas posibilidades de sobrevivir.

Parece una pesadilla febril, pero fue una experiencia de la vida real para Lauren Banton Williams. Una mujer de 28 años —hace un año, casi durante la misma época— cayó enferma víctima de una enfermedad cardíaca llamada miocarditis fulminante. Básicamente es una inflamación del corazón, casi siempre provocada por infecciones virales y trastornos autoinmunes. Lauren fue inducida a coma durante tres semanas, durante el cual sufrió un ataque al corazón que detuvo su corazón por 30 minutos seguidos. Contra todo pronóstico —y tomando en cuenta que el pronóstico de supervivencia era 0.1 por ciento— sigue viva a día de hoy.

Ella contó cómo era estar en coma y tan cerca de la muerte.

Lo que siempre quisiste preguntarle a alguien que estuvo en coma

¿Recuerdas cómo fue entrar en coma?
Lauren Banton Williams: Lo último que recuerdo es que me dijeron que ibaan a inducirme un coma, pero que no estaban seguros por cuánto tiempo. Calculaban más o menos dos semanas. Realmente me sentía muy infeliz, porque faltaban pocos días para mi cumpleaños. ¡Tenía planes! Cuando me di cuenta de que no iba a estar para mi cumpleaños, comencé a preocuparme en serio, creí que no despertaría para Navidad. Los médicos me dijeron que no estaban seguros de nada, pero que estar en coma era mi única posibilidad de sobrevivir. Comencé a explicar de manera frenética que quería estar viva. Antes de caer inconsciente, miré mi pecho y dije, "Vamos, corazón, puedes hacerlo". En este momento, supe que cabía la posibilidad de que nunca despertara, pero debía tener esperanza de que lo lograría.

¿Estuviste de alguna manera consciente durante el tiempo que estuviste en coma?
Estar en coma fue muy parecido a haber dormido durante semanas; no tengo recuerdos de haber percibido algo a mi alrededor mientras estaba inconsciente o las cosas que me decían. Sin embargo, me dijeron que en algún punto, cuando levanté mi mano y la puse en mi boca —donde estaba conectado el tubo de ventilación–, mi especialista me dijo que regresara mi mano al costado y lo obedecí, así que tal vez sí llegaba algo.

Entonces, ¿nunca tienes sueños o recuerdos inconscientes de ese periodo en coma?
Sí tengo recuerdos, pero cuando digo "recuerdos", no estoy segura de si eran sueños o no. El sueño más memorable es que me habían vuelto a armar y las distintas partes de mi cuerpo estaban hechas de madera. Estaba en una especie de mecanismo con muchos otros cuerpos, esperando el momento de partir y para salir debías pasar a través de una compuerta mecánica que se abría un poco de vez en cuando; los cuerpos eran empujados por la misma y luego caían a la tierra lodosa... fue muy extraño.

¿Tuviste alguna consciencia de haber estado tan cerca de la muerte?
Cuando sufrí mi ataque cardíaco, sólo había pasado una hora de estar en coma. Mi mamá fue la primera persona en notar que me había puesto helada, porque estaba sosteniendo mi mano. Avisó a las enfermeras segundos antes de que las máquinas sonaran. No tenía ni idea de qué estaba sucediendo.

¿Cómo te sentiste cuando por fin despertaste?
Mi primer recuerdo es de ver a mis hermanos, un par de días después de haber despertado. Levanté las manos para sostener las suyas, pero no podía hablar porque el tubo de ventilación había causado mucho daño. Recuerdo haber sentido movimientos como si estuviéramos en la cubierta de un barco. No tenía ni idea de lo que me había pasado o por qué estaba en el hospital, pero sí recuerdo haberme sentido aliviada de ver a las personas que amaba. Me acuerdo de que me salieron lágrimas.

¿Cómo fue ponerte al corriente de todo lo que había pasado?
Recuerdo haberme sorprendido mucho cuando pregunté la fecha. No contacté a mis amigos, ni siquiera quería ver mi teléfono, por una o dos semanas después de haber despertado. Me di cuenta de que podía manejar mejor mi situación si no la analizaba en el contexto de mi vida previa; saber que tenía tantos amigos con vidas normales, sólo me hacía sentir que mi situación era peor.

¿Cuál crees que es la idea más errónea que tenías sobre los comas y que ahora cambió por completo, porque lo viviste?
Supongo que la idea más común es que alguien en coma puede escuchar o sentir lo que sucede a su alrededor. Creo que quizá en el subconsciente pueden sentir ciertas cosas, pero en sí me parece que están completamente desconectados. También me parece importante mencionar que la gente tal vez no entiende que es muy difícil para los médicos sacar a alguien de un coma cuando piensan que es el momento adecuado; por lo regular requieren varios intentos y el proceso puede durar mucho tiempo y ser estresante para todos los involucrados.

¿Has tenido que cambiar tu comportamiento de manera drástica como resultado de haber estado en coma?
Más bien como resultado de padecer una condición tan grave para mi corazón, pero sí he cambiado mi comportamiento en ciertos aspectos. No puedo decir si es por necesidad o porque es resultado de haberme enfrentado a la muerte, pero tengo el deseo de cuidarme mejor; me di cuenta de que la vida es preciosa y quiero aferrarme a ella aún más. Básicamente, no salgo de fiesta tanto como antes. Me encanta ir temprano a dormir y levantarme temprano también, la actitud "ALV" ha desaparecido.

¿Cómo ha cambiado tu percepción de la vida y la muerte el haber estado en coma?
Pienso en la vida y la muerte mucho más que antes. Sé que suena triste, pero no puedo evitarlo: la muerte es parte de la vida y acercarme tanto a ella me hizo darme cuenta de ello. Siento que gané más respeto por vivir. Tengo que luchar muy duro para conservar mi vida y la mayor parte del tiempo sentía un dolor tremendo o sentía los efectos de las altas dosis de opiáceos. Fue una experiencia muy aterradora y solitaria, no se lo desearía a nadie.

¿Has cambiado tus prioridades en la vida después de que te recuperaste?
Desde entonces, mis valores y prioridades se han vuelto más claras, pero siento que sé más que nunca lo que me importa. Mi familia siempre ha sido importante para mí, pero ahora lo es de una manera distinta; están primero, antes que nada. También siento que ellos, más que nadie, tienen una mejor idea que los demás de mi experiencia. Sintieron los efectos de primera mano, así que de cierta forma creo que es más fácil identificarme con ellos. Supongo que lo único que quiero es rodearme de personas que me importan y viceversa, ser feliz y estar sana. Es lo mismo que siempre he querido, pero ahora no necesito nada extra.

Fuente: vice.mx