La fiscal penal 2 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, María Luján Sodero Calvet, requirió este jueves el enjuiciamiento de Agustín Rosa Torino por los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual simple”, en ambos casos agravado por ser ministro de culto reconocido. Los cargos contemplan penas de hasta 20 años de prisión.

Calvet, luego de un largo proceso que implicó no sólo la realización de numerosas pericias técnicas, sino también psicológicas y la recepción de más de 50 testimonios, concluyó en que “la acusación” se “halla fundamento en que el imputado, aprovechando la cercanía, la confianza, el respecto y la obediencia que le era debida, habría desplegado actos de contenido sexual en el cuerpo de los denunciantes”.

Entre dichos actos, la representante del Ministerio Público describió los mismos como “tocamientos libidinosos”, en zonas íntimas de las víctimas. Asimismo, remarcó que dado el “rol de Padre Fundador” del Instituto Religioso Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, las pruebas colectadas en la causa, demuestra que los damnificados no pudieron prestar de “ningún modo su consentimiento libre y voluntario” a los abusos sexuales denunciados.

Para la fiscal quedó claro que el acusado gozaba de “ascendencia” sobre los miembros de la congregación que dirigía y que se “tornaba imposible para estos, en ese estado de clara vulnerabilidad, resistirse o negarse, máxime teniendo en cuenta las premisas que se impartían en esa Orden Religiosa y el evidente estado de sumisión en el que se desarrollaba el vínculo entre Rosa Torino y los hermanos del Instituto encabezado por el acusado”.

Los peritajes psicológicos de las víctimas fueron determinantes respecto al padecimiento vivido, también el perfil del acusado. Dijo que los mismos “dan cuenta de la existencia de graves secuelas en la psiquis de los denunciantes, lo que permite inferir que se ha afectado su integridad psicofísica y sexual”.