Todo ocurrió en la línea 158, ramal Pilar, donde varios pasajeros y el colectivero detuvieron a un joven que había subido junto a otros dos muchachos con intención de robarle a los pasajeros.

Al ser descubiertos dos de ellos logran huir pero el restante quedó en manos de quienes viajaban en el interior del vehículo, quienes decidieron golpear y hacer justicia por mano propia en ve de entregarlo a la policía.

La escena es una postal de la violencia habitual en el conurbano donde el cocktail de drogas, delincuencia y pobreza detonan de las peores maneras.