La solidaridad y el amor al prójimo muchas veces se demuestra en pequeños gestos. Como el de esta joven que se conmovió al ver la desesperación de un repartidor al que le acababan de robar su bicicleta y le ofreció la suya para que pueda seguir trabajando.

Incluso se escucha la voz de alguien que observa la escena y le grita: "Hay gente buena, máquina".