Este escriba no reniega de los corsos oficiales, esos que cortan calles donde los "negros" bailan y cantan, y los hijos corren de aquí para allá con el Rey Momo. Incluso ha escrito en defensa de esta fiesta popular cuando Clarín y la murga de los renegados intentaron ningunear los feriados de carnaval.

La murga porteña, a decir del 'Negro' Ariel Prat es el máximo reservorio de negritud del país. Es decir, el baile de 'rumba', obedece al paso de los esclavos que tocaban con las cadenas puestas, y la 'matanza' (el momento del baile), a ese liberar de cadenas en las que el negro se quitaba los grilletes de los tobillos.

Es por eso que hace ruido que el carnaval, "fiesta de negros que aquí llegó (al menos durante febrero), sea vallado y concursado, con calificaciones. Uno entiende que allí abreven Los Viciosos de Almagro -desde 1950-, Los Amantes de La Boca, La Gloriosa de Boedo y Los Elegantes de Saavedra. Al fin y al cabo costó mucho visibilizar la fiesta y hasta recuperar los feriados de carnaval.

Pero más allá de esta interna murguera, hay un mundo detrás del mundo de los corsos oficiales que programa el gobierno porteño. Y es el movimiento de los corsos independientes y autogestivos, que van desde José C Paz (Los Gastasuelas) a Santos Lugares (Desposeídos por dios Momo), de El Jagüel (Firuletes) a Fiorito o Haedo (Cosa e' Mandinga), pero también existen en la Ciudad.

Oír el ruido de rotas cadenas

Mala Yunta, en Floresta, y Cachengue y Sudor, en la triple frontera que tiene como hito el monumento al Cid Campeador, son de las preferidas del cronista.

Luego de recorrer durante los fines de semana y los feriados de febrero otros corsos no oficiales, estas murgas coincidirán este sábado y domingo en la realización de su fiesta, su fecha, su corso.

En la plaza Banderín de Chivilcoy y Camarones, desde las 19 hs, Mala Yunta -pronta a cumplir 20 años, presenta su espectáculo "Corso Clandestino". Además de murga, claro, habrá tango, circo, bandas en vivo y hasta contorsión.

Mala Yunta es una murga familiar, de al menos tres generaciones, con mucho arraigo en el barrio, en All Boys, en las escuelas de Floresta. "Una murga que no transa con nada ni nadie", se jactan.

La última vez que la murga decidió presentarse en un corso ante el jurado le dedicó su canción de crítica justamente a eso, a darle palo a que una fiesta popular sea puntuada. Aquella noche histórica el jurado fue unánime al calificar su actuación: le puso un 0.

Entonces, Mala Yunta se volvió, hidalga y satisfecha, al barrio. E hizo su base allí. La alegría por la que su mundo gira es esa: la plaza, su plaza. Y desde allí crece, desde el pie.

Así promociona su corso.

Corso Clandestino de Mala Yunta, La Murga

¿Sabes porque los #RollingStones no tocan el 20 y 21 de Febrero? Porque es el #Corso de #MalaYunta la murga!!! Sábado 20 y Domingo 21 de Febrero, a partir de las 19hs en Plaza Banderín. Camarones y Chivilcoy, Floresta... ¿Donde mas?https://www.facebook.com/events/794483554028574/

Posted by Mala Yunta La Murga on viernes, 5 de febrero de 2016

Es una pena que este mismo fin de semana Cachengue y Sudor (murga de Arpillera), realice su festival en la plaza 24 de noviembre. Desde las 17 hs, habrá candombe, juegos para chicos y un cierre que promete ser a pura cumbia.

También este murgón tiene su video original.

Cachengue es de la "triple frontera". Y si bien las baldosas de la plaza donde ensaya -y hasta el busto-, llevan sus colores, su distinción es que sus integrantes son de distintos barrios.

Es inclusiva, como toda murga sí, pero que su levita (saco con pollera) deba ser de arpillera, evidencia que para bailar y saltar y cantar no hay que conseguir más que la tela más barata de todas. "Sirve para papa, sirve para leva", se arengan antes de empezar.

Cachengue, como Mala Yunta, derrocha energía, se animan estos "porteñitos" a llegar en micro a Fiorito a la medianoche o a la cárcel de mujeres de Ezeiza a cantar en contra del encierro, de la autoridad, de lo establecido, de los policías que "nos matan los pibes, las guachas".

Este es su afiche.

Veámoslo un poco con mis ojos

Ninguna de las murgas tienen director y sí comisión de espectáculo. No reciben subsidios, se presentan "callejera y trotamundo" una; te invita a bailar "a tu manera, a tu manera con la murga de Arpillera", la otra.

En sus corsos, la espuma cuesta más barata, la parrilla y buffet se presentan como "económicos" y atendido "por sus propios dueños". Claro, hasta que llega el momento de salir a tocar, a bailar y tirar patadas, a cantar las cosas que otras murgas no cantan.

Tanto Cachengue como Mala Yunta cuentan una historia cada febrero, tienen un espectáculo -sí, a lo murga uruguaya-, con una presentación, un saludo, una crítica y una retirada basados en una temática.

Año a año se renuevan, con arreglos en la percusión y las letras, coreografías de baile y hasta vestuarios. Así, los de Floresta este 2016 invitan a un carnaval clandestino bien lejos de la oficialidad de la alegría.

Lo de Cachengue este febrero es rotundo: crítica a la policía con escudos y pistolas de agua para adoctrinar y reprimir al público.

"... Banderas en el aire los colores brillar rojo, violeta, amarillo esta murga sin igual Pomos y serpentinas para hacer el carnaval la familia bailando es la fiesta popular...", desafina Mala Yunta.

Y la Arpillera ¡hay que ver su glosa despedida! te grita a capela: "...mas nosotros somos los guardianes de la esperanza, que crece y avanza... del sueño subversivo y libertario... que no han podido asesinar en más de 500 años de historia genocida".

Hay que verlas, al menos una vez. Y sentir este otro carnaval, el que no depende de nada ni nadie. En una de esas dejas de repetir la zoncera de que todas las murgas son una vulgaridad social, siempre igual, todo igual, todo lo mismo.

¡Feliz carnaval!