"La Argentina es un país envejecido con una franca feminización de la vejez: las mujeres vivimos más tiempo que los varones, pero con más enfermedades crónicas y discapacidades", afirmó Roqué al disertar en el Primer Seminario Internacional sobre Género y Diversidad Sexual en la Vejez que se realizó la semana pasada en el Palacio San Martín.

"Además, las mujeres llegan en peores condiciones porque hemos sido un subgrupo vulnerado a lo largo de toda la vida y esto se potencia en la vejez", agregó. Y explicó:  "Vivimos más porque en principio estamos más acostumbradas a ir el médico por el ciclo reproductivo, y así podemos prevenir patologías o tratar otras que se nos vuelven crónicas o nos producen alguna discapacidad, pero no nos matan".

"En cambio, para los varones hay un mandato de que, como son el sexo fuerte, nunca se tienen que enfermar, no tienen que llorar, no tienen que sentir, sino sólo trabajar y proveer: la consecuencia es que viven menos, pero con menor discapacidad", reflexionó. Mientras que las mujeres tienen techos salariales en los trabajos lo que limita las posibilidades de mejorar su estilo de vida.

Las cifras arrojan que Argentina "es un país que envejece" porque 1 de cada 9 personas tiene más de 60 años y se espera que esta proporción se acreciente considerablemente hacia el 2025, cuando serán 1 de cada 5.

Como consecuencia de la mayor expectativa de vida de las mujeres, sólo un 40% de las mayores de 60 se encuentran casadas -contra el 73% de los hombres- porque el 38,6% son viudas.Además, el 71% de quienes viven en geriátricos y residencias de larga estadía son mujeres.

En 2010 había 103 bebés varones menores de 1 año por cada 100 bebas, pero a partir de los 20 años las proporciones de hombre y mujeres se igualan y, a partir de allí, la predominancia de ellas es cada vez mayor: a los 65 años el índice de masculinidad es de 85, a los 75 años de 70, a los 84 años de 50, a los 90 años de 37 y a los 99 años de sólo 21.

Por otro lado, la Primera Encuesta Nacional sobre Calidad de Vida de Adultos Mayores (ENCaViAM), realizada por el INDEC en 2012, demostró que la probabilidad de que una mujer de más de 60 años viva hacinada -es decir, compartiendo habitación con al menos otras dos personas- es cinco veces más elevada que para los hombres.

En cuanto a la salud mental, durante 2012 fueron diagnosticadas de depresión el doble de mujeres mayores que de hombres. Las mujeres suelen tomar más sedantes, ansiolíticos y pastillas para dormir que ellos.