El relato de Agustín Pichot tiene la fuerza de provenir de alguien que conoce desde adentro lo que ocurre en el rugby argentino.

Siendo uno de los representantes más populares de la ovalada, su palabra tiene un valor mayor al de cualquiera que opine sin haber estado en el corazón de esta actividad.

Tan consustanciado se siente que contó que llamó a los padres de Fernando para pedirles disculpas en nombre del rugby por lo ocurrido.