El testimonio de Sebastián Sánchez, referente del Movimiento de Trabajadores Excluídos (MTE), en una entrevista con FM Futura pone de manifiesto de qué tipo de mecanismos activa la policía porteña en las calles de la Ciudad.

Andrés Vieira vvía en la calle, dormía con otros compañeros en un cajero automático, limpiaba vidrios en las esquinas y formaba parte de una cooperativa organizada en un centro barrial del MTE en el barrio de Balvanera, donde trabajaba en un taller de serigrafía y venta de remeras. En ese esacio encontraba la contención y el aliento para combatir su adicción a las drogas.

El jueves pasado había denunciado a un grupo de policías de la comisaría 9 que lo hostigaron y le pegaron sin motivo. Dos días después de haberse presentado en la dependencia policial apareció muerto de cinco disparos en la vereda del bar Acatraz, en Rivadavia al 3600.

Según pudo reconstruir Cosecha Roja, tal y como muchas personas en situación de calle, él se acercaba a trabajar en la cooperativa de serigrafía, donde fabricaban remeras y buzos por encargo: “Lo que buscamos en el centro es construir comunitariamente una respuesta a las necesidades que tenemos los sectores populares”, explicó Sánchez.

En los últimos días Andrés le había contado a sus compañeros cómo un policía lo había parado en la calle, para insultarlo y golperalo, y cómo cuatro días después, con el apoyo de la Defensoría del Pueblo y del Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) denunció la situación de avuso policial ante el Ministerio Público Fiscal.

La denuncia firmada por Andrés Vieira. Imagen publicada por Página 12
La denuncia firmada por Andrés Vieira. Imagen publicada por Página 12

A pesar de que tanto la escena de la golpiza gratuita y la del asesinato desde un auto sin patente deben haber quedado en los registros de las cámaras -ojalá tomen estado púlico para ver lo sucedido- la primera está detallada en su propia declaración: "La madrugada del domingo 2 de septiembre a la 1:05 un efectivo de la seccional frenó el móvil 2546 en Bulnes y Rivadavia y le ordenó detenerse. Bajó del auto y paró a otros dos pibes que limpiaban vidrios en la esquina. “El oficial empieza a empujarnos a los tres contra la pared”, declaró Andrés.

Entonces Andrés pidió explicaciones: "Cerrá el orto", contestó el policía que lo acusó de amenazar a los conductores para exigirles dinero. “Le pedí que me lleve a la comisaría si él consideraba eso. Allí me exigió que nuevamente me diera vuelta hacia él y me golpeó la cara con la mano derecha y abierta”, contó. "Callate, hijo de puta, vos no tenés derechos", se violentó el oficial que le dio otra patada y lo dejpó en el suelo. “El oficial se puso enfrente mío, en posición de cuclillas y me dijo: ‘cuando yo te digo te tenés que callar, te tenés que callar’”, declaró.

Según consta en la denuncia policial, Andrés se acercó a un patrullero que pasó unos instantes después y habló con una oficial Mayor: “Paré a la oficial mayor le expliqué lo que había sucedido y me dijo que ella iba a hablar con su compañero oficial”. Si bien fue muy valiente en denunciar a los agentes ante la misma fuerza a la que pertenecen, la investigación no podría haber hecho demasiado en tan pocas horas. El sábado a la madrugada apareció muerto de cinco balazos.

“Acá el delito más grande es ser pobre, ahí empiezan los problemas, si estás durmiendo donde no tenés que dormir, si estás limpiando un vidrio ya tenés un problema y como el compañero tenía problemas con la droga lo primero que te dicen es que fue un ajuste de cuentas, que tenía problemas con el narcotráfico y el compañero limpiaba vidrios en una esquina, no había mucho más que eso, difamarlos es una forma de tapar la realidad que viven“, expresó Sánchez.