Como si se tratara de la época de la dictadura las mujeres gritan su nombre y apellido ante una cámara con por miedo a ser detenidas ilegalmente.

El policía a cargo del operativo dice que están cometiendo un delito, una contravención, y la mujer que está grabando le contesta, con buen tino, que de ser por eso las comisarías no darían abasto porque hay gente pidiendo limosna en cada esquina de la Ciudad.

Otra policía se molesta porque la están filmando aunque no explica por qué le molestaría si está cumpliendo con su trabajo.