El revés de las playas y las mansiones de Pinamar está a la vista, pero nadie o casi nadie lo quiere ver: el de los asentamientos, la pobreza y la indigencia, los merenderos populares y el trueque que el turismo ostentoso de millonarios y clase media acomodada no soluciona.

El portal Infocielo realizó entrevistas que reflejan la otra cara del glamour pinamarense, especialmente en la localidad de Ostende, donde las necesidades insatisfechas son moneda cotidiana entre sus habitantes.