Stead Jayne y su esposo Mike Blatchford decidieron ir a vivir a una casa, donde lo único que se puede ver a su alrededor son tumbas y gárgolas. El matrimonio asegura que se enamoraron de la casa de campo que cuida el cementerio Southampton y se dedicaron a convertirlo en un hogar para ellos y sus tres hijos.

La señora Stead, diseñadora, admite que la decisión de vivir en la antigua capilla judía -que se remonta a la década de 1800- asustó a algunos de sus amigos más supersticiosos, pero insistió en que la casa tiene una “sensación muy agradable”.

Blatchford es constructor y pasó un año arreglando la destartalada casa para convertirla en la casa de sus sueños con un gasto de 100 mil libras esterlinas.

Los urinarios victorianos y un cobertizo se han transformado en una hermosa cocina moderna, mientras que la capilla, construida en 1845, se convirtió en el comedor.