Neil Richardson terminó su actividad profesional como profesor y, una vez jubilado, se mudó a un pequeño pueblo británico, Braintree, en el condado de Essex. Él nunca había vivido allí, y lo que descubrió al recorrer sus calles le cambió la vida.

Mucha gente lo llamaba como si lo conociera de toda la vida e incluso le gritaban "¡Hola John!", por lo que dedujo que lo confundían con alguien más.

Un día, se encontró con otra persona increíblemente parecida a él y entonces entendió todo: "Tu debes ser John Jemison", le dijo y las coincidencias no dejaron de presentarse en su conversación.

Ambos estudiaron al mismo tiempo, en la misma universidad. Los dos se casaron la misma semana. “Los dos tenemos hijos que tocan el didgeridoo, un instrumento de viento nada convencional", explicó Neil.

Los dos se convirtieron en profesores al acabar la universidad, y ambos cantan en un coro. Por último y no menos importante, viven en  la misma ciudad. De 7 mil millones de personas que habitan este planeta, ellos son auténticos gemelos -con distintos padres- y vecinos.