Da un poco de asco escuchar reivindicaciones de Ramón Falcón -recordado represor de manifestaciones obreras de comienzos del siglo XX- que busca legimitar en estos días, el uso de la violencia contra militantes de ideologías que reniegan del sistema de poder establecido. El objetivo que se deja entrever es preparar el terreno para que la policía que conduce más de un siglo después, Patricia Bullrich, tenga excusas a la hora de intervenir con la fuerza durante el G20: en medio del ajuste, el aumento de la pobreza y el desempleo en nuestro país, no es descabellado pensar que habrá manifestaciones contra los 20 líderes de las ecnonomías más importantes del mundo.

Después de los dudosos intentos de atentados -encima fallidos- de parte de supuestos anarquistas, medios importantes se esfuerzan en destacar el peligro que representan estas acciones, que no más que hechos aislados y, tal como vimos en las manifestaciones contra el Presupuesto del FMI, movilizados desde el propio aparato policial a través de infiltrados.

En su editorial enradio La Red, Jonathan Viale explicó por qué se trata de "anarquistas truchos" los señalados tanto por las autoridades nacionales como por los medios hegemónico.

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