El bajo número de muertes producto de armas de fuego en Japón se debe al estricto sistema de compra y venta que establecieron las autoridades de ese país desde hace varios años. 

Quien desee un arma- las de mano están totalmente prohibidas-, como una escopeta o un rifle de aire comprimido, debe asistir varios días a clases especiales, aprobar un examen exhaustivo sobre su buen uso, salud mental, estar libre de consumo de drogas; además de no tener antecedentes de ningún tipo (tampoco sus familiares y círculo cercano que son investigados). 

Por otro lado, quien busque la autorización para portar un arma deberá pasar por un polígono de tiro y obtener más de 95% de aciertos. De la misma manera, la ley pone límite al número de tiendas de armamento que pueden existir en el país y sus vendedores deben informar donde almacenan las municiones y cuando se produce una compra. 

También solo se puede comprar cartuchos si se devuelven los ya usados para evitar así el acopio de balas entre ciudadanos. A los tres años la licencia de portación expira, y deben volver a realizarse todos los exámenes físicos y mentales. 

"Incluso cuando las armas empezaron a llegar al país, Japón ya tenía una estricta legislación al respecto", indicó Ian Overton, director ejecutivo de Action on Armed Violence, una organización que trabaja para prevenir la violencia armada, en diálogo con la BBC.  Y agregó: "Fue la primera nación del mundo en promulgar una ley de control de armas y creo que con ello estableció una base, diciendo que éstas no deben jugar un papel en la sociedad civil". 

"Los japoneses rechazan las armas hasta el nivel de considerar su uso casi un tabú", plantea Overton. Incluso los policías deben dejar sus armas en la comisaría una vez que terminan el día de servicio. 

Fuente: BBC