Qué podría haber en un jarrón... En tiempos de novelas judiciales mediáticas, que se resolvían en juzgados ambientados como livings para las cámaras de TV, Guillermo Coppola resultó detenido en un operativo policial que encontró 40 gramos de cocaína en un jarrón de su vivienda. Al menos eso decían las crónicas de 1996. 

Samanta Farjat y Julieta Lavalle, primero habían asegurado que el amigo y representante del entonces jugador de Boca Juniors vendía droga. Pero unos meses más tarde, se desdijeron y cambiaron su declaración incriminando al juez Hernán Bernasconi y a un grupo de oficiales de haberlas obligado a 'plantar' la sustancia para que detuvieran a Coppola y al exfutbolista Alberto Tarantini.

20 años pasaron de aquellos turbulentos meses de apariciones televisivas y giros en las investigaciones. Bernasconi fue condenado por los delitos de falsedad ideológica, adulteración de documento público y asociación ilícita en perjuicio de "ricos y famosos".

Absuelto y tranquilo, uno de los mejores contadores de anécdotas que existen se animó a reconocer que había algo más que cocaína en aquel famoso jarrón. El final era una sustancia mucho más aromática...