Mientras los cinco efectivos ya fueron separados de la policía, y están imputados por homicidio agravado y lesiones graves, la Justicia busca determinar las circunstancias en las que se produjo la balacera que terminó con la muerte de de Joaquín Paredes, de quince años, y otro muchacho herido.

El hecho se produjo a la madrugada, en la localidad cordobesa de Paso Viejo, del departamento de Cruz del Eje, al noroeste de la capital de Córdoba, en el marco de las prohibiciones de reuniones por el aislamiento social preventivo y obligatorio. 

Cristian Paredes, padre de Joaquín, contó que los chicos “se habían juntado con unos amigos a comer un asado en una casa. Ya estaban regresando cuando pasó la policía y ocasionó toda esta tragedia”. Y añadió que hubo “ensañamiento” porque “lo balearon por la espalda”.

Según la versión policial que reprodujo Télam, vecinos llamaron a la policía y uno de los adolescentes tuvo que ser trasladado al Dispensario por consumo de alcohol.

Mientras los amigos esperaban, según estar versión, se generaron disturbios y los empleados del dispensario se comunicaron con la Policía local, que envió al menos dos agentes al lugar.

Fue allí que la policía, en el intento de dispersar y con claro exceso de la fuerza, disparó a los jóvenes dando muerte a Joaquín e hiriendo a otro. Esta situación generó una revuelta por parte de vecinos y vecinas del lugar, que prendieron fuego una patrulla, agregaron las fuentes.