A menos de 200 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, en el partido de Alberti, se encuentra un encantador paraje que sorprende tanto por su doble nombre como por su tranquilidad. Conocido como Villa Grisolía o Achupallas, este pequeño pueblo de apenas 100 habitantes se ha transformado en una excelente opción para quienes buscan una escapada distinta.

Aunque puede nombrarse de dos formas, en Villa Grisolía o Achupallas no hay lugar para las disputas: reina la calma y el ambiente sereno que tanto atrae a sus visitantes.

A 200 kilómetros de Buenos Aires: cómo es la escapada que combina gastronomía y tranquilidad

El pueblo originalmente conocido como Villa Grisolía fue fundado en honor a Pascual Grisolía, un estanciero que, a fines del siglo XIX, loteó las tierras y fundó lo que hoy conocemos como este pequeño paraje. Sin embargo, con el paso del tiempo, en 1909, el lugar experimentó una especie de "refundación", sumando un segundo nombre: Achupallas. 

Este nombre fue adoptado debido a la estación de tren que comenzó a funcionar pocos años después y que pasó a ser el punto de llegada y salida de muchas personas. Con el tiempo, Achupallas cobró tanto protagonismo que aparece incluso en el arco de entrada al pueblo.

Aunque hoy en día la población de Villa Grisolía o Achupallas no supera las 100 personas, en sus mejores momentos, hace más de 50 años, la zona llegó a albergar a unos 1500 habitantes. Este auge se debía, en gran parte, a la actividad de la estación de tren, que estuvo en funcionamiento desde 1911 hasta su cierre en 1977. En 1993, con la desintegración de Ferrocarriles Argentinos, el tren dejó de circular por la zona, lo que marcó el inicio del lento despoblamiento del pueblo.

Uno de los principales motores económicos del lugar fue una fábrica de tejas, que cerró a fines de los años 70, y que había sido clave en el desarrollo de la localidad. Con la falta de trabajo, muchos habitantes se vieron obligados a mudarse a otras zonas, y el pueblo comenzó a vaciarse. Hoy, Villa Grisolía o Achupallas es un refugio perfecto para aquellos que buscan escapar del bullicio de la ciudad y disfrutar de la paz y tranquilidad que ofrece su entorno natural.

Es un destino ideal para quienes buscan un lugar seguro y apacible, incluso para los más pequeños, quienes pueden andar en bicicleta o participar de partidos de fútbol en alguno de los pequeños campos. La comunidad, que se autodenomina "Pueblo de amigos", hace honor a la calidez de su gente.

El pueblo no solo es ideal para pasear y relajarse, sino que también tiene varios puntos de interés para los turistas. Entre ellos se encuentran la antigua estación de tren, aún en pie, la histórica planta de fabricación de tejas, y la Capilla Nuestra Señora de Luján, un símbolo local. Además, los visitantes pueden hacer una parada en El Boliche de Moro, un pintoresco bodegón donde se pueden disfrutar platos típicos, bebidas y las tradicionales peñas organizadas por los vecinos.

Ubicado cerca de la ciudad de Chivilcoy, Villa Grisolía o Achupallas es de fácil acceso en auto. Desde CABA, se toma el Acceso Oeste en dirección a Luján y luego la Ruta Nacional 5. Tras pasar Chivilcoy, se toma la Ruta Provincial 51, cruzando el río Salado, y en poco más de dos horas se llega al pueblo.

Este rincón de Buenos Aires es una excelente opción para quienes buscan relajarse, conectarse con la naturaleza y disfrutar de la sencillez de la vida rural.