Mientras el mundo sigue a la espera de una vacuna que no tenga efectos secundarios comprobables en el Reino Unido realizarán un estudio controlado para lo cual piensan infectar a 90 voluntarios para poder monitorear las reacciones de su cuerpo.

Obviamente los voluntarios cobrarán un dinero pero, según algunos especialistas, se estarían sometiendo a un estudio de riesgo ya que aún es bastante poco lo que se sabe del desarrollo del virus dependiendo del cuerpo que lo porte.

En la primera fase del proyecto, los investigadores evaluarán qué cantidad de virus se necesita para causar una infección y provocar una respuesta inmune aumentando lentamente la dosis viral a la que están expuestos pequeños grupos de voluntarios. Se hará un seguimiento de la proporción de participantes que se infectarán y de la cantidad de virus que posteriormente se disemine para comprender mejor el curso de la infección.

A pesar de los controvertido del estudio, el profesor Peter Openshaw, co-investigador del estudio, explicó que “la infección deliberada de voluntarios con un patógeno humano conocido nunca se toma a la ligera. Sin embargo, estos estudios son enormemente informativos sobre una enfermedad, incluso una tan bien estudiada como COVID-19”.

Dado que las dosis virales más altas pueden estar relacionadas con resultados más graves, los investigadores tienen como objetivo infectar a los voluntarios con la dosis más baja posible para desencadenar la replicación viral pero minimizar los síntomas.