La Santa Sede enfatizó su rechazo en el caso de los más de mil abusos sexuales cometidos durante siete décadas por sacerdotes en Pennsylvania, Estados Unidos.

Los actos, detallados en un informe publicado el martes 14 de agosto por la Corte Suprema de Pennsylvania, fueron cometidos en las diócesis de Allentown, Erie, Greensburg, Harrisburg, Pittsburgh y Scranton.

Segun un comunicado de prensa, Greg Burke, director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, indicó que “ante el informe que se ha hecho público en Pennsylvania esta semana, hay dos palabras que pueden expresar los sentimientos frente a estos horribles crímenes: vergüenza y dolor”.

El informe de 884 páginas, fue escrito e investigado durante 18 meses por el Bureau Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) y 23 miembros de un gran jurado. En él se evidencia que la mayoría de los abusos a niños en sus primeros años de vida, fueron cometidos en el 2000.

“La Santa Sede toma muy en serio el trabajo del Investigating Grand Jury de Pennsylvania y el largo Interim Report que ha elaborado. La Santa Sede condena inequívocamente el abuso sexual de menores”, señaló Burke.

“Los abusos descritos en el informe son criminales y moralmente reprobables. Estos hechos han traicionado la confianza y han robado a las víctimas su dignidad y su fe. La Iglesia debe aprender duras lecciones de su pasado, y debería haber asunción de responsabilidad, tanto por parte de los abusadores como por parte de aquellos que permitieron que se produjera”.

En el mismo sentido, ocho diócesis de Pennsylvania respondieron al informe encargado oficialmente, según el derecho procesal estadounidense, en un procedimiento no público y con la ayuda de la policía, de investigar posibles comportamientos criminales y que de acuerdo con la investigación abierta por el Fiscal General del Estado, involucra a seis de ellas, mientras que las otras dos ya habían sido objeto de investigaciones previas.

“Seguiremos haciendo expiación por los pecados de nuestro pasado y ofreceremos oraciones y apoyo a todas las víctimas de estas acciones”, manifestó el obispo de Harrisburg, Mons. Ronald W. Gainer. “Nos comprometemos a proseguir e intensificar los cambios positivos para garantizar que tales atrocidades no vuelvan a ocurrir nunca más… Quiero que los niños, los padres, los feligreses, los estudiantes, el personal, el clero y el público sepan que nuestras iglesias y escuelas son seguras; no hay nada que tomemos más en serio que la protección de aquellos que atraviesan nuestras puertas”, resaltó

En tanto, Greg Burke indicó que “la Santa Sede empuja a estar en constante reforma y vigilancia en todos los niveles de la Iglesia Católica, para garantizar la protección de los menores y de los adultos vulnerables. Subraya también la necesidad de obedecer a la legislación civil, incluida la obligación de denunciar los casos de abusos a menores”.

Y aseguró que “el Santo Padre comprende bien cuánto pueden sacudir la fe y el ánimo de los creyentes estos crímenes, y reitera el llamamiento a hacer todos los esfuerzos posibles para crear un ambiente seguro para los menores y los adultos vulnerables en la Iglesia y en toda la sociedad”.

“Las víctimas deben saber que el Papa está de su parte. Aquellos que han sufrido son su prioridad, y la Iglesia quiere escucharlos para erradicar este trágico horror que destruye la vida de los inocentes”