"Tiene hambre todo el tiempo", explica Rokayah- la madre de  Arya Permana-   al Daily Mail y asegura que su hijo de tan solo 10 años puede "comer la misma cantidad de comida que dos adultos".

El volumen corporal que adquirió el niño le impide caminar con soltura y ya no puede ponerse el uniforme del colegio por lo que dejó de ir a clases. 

Arya nació por parto natural con un peso normal de 3,5 kilos pero comenzó a subir de peso rápidamente cuando tenía dos años y ya no pudo parar hasta llegar a los actuales 192 kilos. 

"Siempre está cansado y se queja de que le falta el aire. Sólo come y duerme todo el día, y cuando termina de hacer esas cosas se mete en la bañadera durante varias horas", explicó Rokayah y agregó:  "Mi hijo está cada vez más grande y me preocupa su salud".

"No sé cómo hacer para que pare de subir de peso, a menos de que le dé menos comida", convino la mujer que espera tener asistencia de las autoridades sanitarias de Java, en Indonesia. 

Obesidad infantil

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad infantil constituyen uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI. Uno cada 4 niños y adolescentes de América Latina sufre de sobrepeso o algún grado de obesidad. 

En la actualidad existen en el mundo alrededor de 42 millones de niños y niñas con sobrepeso, de los cuales más del 80% viven en países en desarrollo.

La OMS define al sobrepeso y a la obesidad como "una acumulación anormal o excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud". Para medir los casos de sobrepeso y obesidad en personas adultas (tanto a nivel individual como poblacional), el parámetro más utilizado es el índice de masa corporal (IMC), aunque dados los cambios fisiológicos que se dan durante el crecimiento, el IMC no es utilizable en los niños, niñas y adolescentes por lo que se utilizan bases de datos de referencia de crecimiento por edad.

Las consecuencias para la salud de la obesidad en la infancia y adolescencia se verifican tanto a corto como a largo plazo. Entre las principales se destacan:

- Incremento de los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, como el colesterol elevado y la hipertensión.
- Mayor riesgo de padecer problemas del aparato locomotor, apneas de sueño y problemas sociales y psicológicos, como estigmatización y baja autoestima.
- Mayor probabilidad de padecer algunas enfermedades no transmisibles en la edad adulta, como las cardiovasculares y la diabetes.
- Mayor probabilidad de padecer ciertos tipos de cáncer en la edad adulta (principalmente de endometrio, mama y colon)

Fuente: OMS