El intendente de Rocha, departamento donde fue asesinada la joven argentina que vacacionaba en Balizas, tuvo que salir a pedir perdón por los ofensivos dichos que salieron de su municipio.

Las polémicas declaraciones habían sido publicadas en un diario local el pasado viernes y estaban firmadas por el Secretario de Comunicación del Departamento de Rocha, Mario Barceló.

En ese escrito, el funcionario afirmaba que "no fue inseguridad local, ni violencia local ni fragmentación social local, la que generó este episodio" sino que se produjo por la "violencia familiar entre familias argentinas".

Incluso aclaró que lamentaba "la muerte de una mujer, una mujer joven y en circunstancias que revelan crisis de un modelo cultural".

Ahora el propio intendente tuvo que dar la cara por este exabrupto y salir a pedir perdón, principalmente a la familia de la víctima, y también a toda la "sociedad argentina".

"Dicha nota no representa, por varias razones, la opinión del Gobierno Departamental, respecto a este hecho", expresa la misiva firmada por el titular de la gobernación uruguaya.

"Tengo claro que cuando las cosas no salen bien, quien tiene el privilegio de ocupar un puesto de dirección y mucho más de gobierno, no debe escudarse en el error de un funcionario", dijo el intendente en su pedido de disculpas formal, que fue publicado en la web oficial de la intendencia.

El polémico texto era el siguiente:

Lo que deja la muerte de Lola
por Mario Barceló, Director de Comunicación del Gobierno de Rocha.
Además de la amargura de la muerte, otra muerte violenta de mujer y mujer joven, el episodio protagonizado por estas familias argentinas en nuestros lugares nos da espacio para reflexionar.
El Turismo es una de las actividades humanas que más implicancias económicas tiene para las sociedades emisoras de viajeros, para aquellas que son receptoras y para los protagonistas de los viajes y las vacaciones. El paso del visitante por nuestros lugares nos deja resultados económicos, nos da nuevas infraestructuras entre otros asuntos.
Pero también, cuando viene un visitante y llega con sus valijas con ropa, libros, equipos de comunicación, también viene con las otras valijas, a veces solo bolsos, otras veces solo pequeños paquetes de sueños, ansiedades, conflictos. Nuestras comunidades turísticas, como ocurre en forma intensa en estos últimos años, reciben y comparten toda esa presencia.
En este episodio de violencia familiar en familias argentinas en este lugar excepcionalmente bello de nuestra costa, sobre todo nos duele la muerte de una mujer, una mujer joven y en circunstancias que revelan crisis de un modelo cultural.
Acá, en nuestros lugares de Rocha tenemos episodios de violencia familiar que se han suscitado. Probablemente y por desgracia, otros sucederán.
Pero acá estamos embarcados sistemáticamente (y particularmente Barra de Valizas es ejemplo de ello) en un cambio cultural que nos permite lucir con orgullo los primeros pasos de una educación en valores muy fuerte. Solo en Barra de Valizas la comunidad está cohesionada por seis grupos y organizaciones locales, se aplican siete programas puntuales además de los institucionales del año en los asuntos sociales más diversos.
Por eso... respiramos mejor, más tranquilos ahora en medio de la desgracia y el dolor por la muerte de Lola, la muchacha argentina. Porque no fue inseguridad local ni violencia local ni fragmentación social local la que generó este episodio.
¿Cuál es el otro desafío que nos planteamos?
Darnos más cohesión social, más derechos y prevención, más educación.
No se trata de poner un blindaje simplista y aislador en un proceso de libertades.
Por el contrario, más solidez y flexibilidad cultural, libre juego con fuerza de valores para que se produzca el otro efecto: además de quedar el inevitable residuo cultural del modelo que sigue el visitante que llega, también se produzca en el visitante que se va de retorno la experiencia vital de nuestros paisajes amigables y nuestro modelo de desarrollo humano que lenta pero seguramente por acá nos va cambiando la vida.

Lo que deja la muerte de Lola

por Mario Barceló, Director de Comunicación del Gobierno de Rocha.

Además de la amargura de la muerte, otra muerte violenta de mujer y mujer joven, el episodio protagonizado por estas familias argentinas en nuestros lugares nos da espacio para reflexionar.

El Turismo es una de las actividades humanas que más implicancias económicas tiene para las sociedades emisoras de viajeros, para aquellas que son receptoras y para los protagonistas de los viajes y las vacaciones. El paso del visitante por nuestros lugares nos deja resultados económicos, nos da nuevas infraestructuras entre otros asuntos.

Pero también, cuando viene un visitante y llega con sus valijas con ropa, libros, equipos de comunicación, también viene con las otras valijas, a veces solo bolsos, otras veces solo pequeños paquetes de sueños, ansiedades, conflictos. Nuestras comunidades turísticas, como ocurre en forma intensa en estos últimos años, reciben y comparten toda esa presencia.

En este episodio de violencia familiar en familias argentinas en este lugar excepcionalmente bello de nuestra costa, sobre todo nos duele la muerte de una mujer, una mujer joven y en circunstancias que revelan crisis de un modelo cultural.
Acá, en nuestros lugares de Rocha tenemos episodios de violencia familiar que se han suscitado. Probablemente y por desgracia, otros sucederán.

Pero acá estamos embarcados sistemáticamente (y particularmente Barra de Valizas es ejemplo de ello) en un cambio cultural que nos permite lucir con orgullo los primeros pasos de una educación en valores muy fuerte. Solo en Barra de Valizas la comunidad está cohesionada por seis grupos y organizaciones locales, se aplican siete programas puntuales además de los institucionales del año en los asuntos sociales más diversos.

Por eso... respiramos mejor, más tranquilos ahora en medio de la desgracia y el dolor por la muerte de Lola, la muchacha argentina. Porque no fue inseguridad local ni violencia local ni fragmentación social local la que generó este episodio.

¿Cuál es el otro desafío que nos planteamos?
Darnos más cohesión social, más derechos y prevención, más educación.

No se trata de poner un blindaje simplista y aislador en un proceso de libertades.

Por el contrario, más solidez y flexibilidad cultural, libre juego con fuerza de valores para que se produzca el otro efecto: además de quedar el inevitable residuo cultural del modelo que sigue el visitante que llega, también se produzca en el visitante que se va de retorno la experiencia vital de nuestros paisajes amigables y nuestro modelo de desarrollo humano que lenta pero seguramente por acá nos va cambiando la vida.