El gobierno de Cambiemos le solicitó a la OACI -Organización  de Aviación Civil Internacional- un organismo de las Naciones Unidas destinado a estudiar el tráfico y garantizar la seguridad aérea, entre otros objetivos con sede en Montreal, que se encargue de conseguir un jet usado que costará U$S 55 millones.

Este procedimiento es un tanto inusual y según desde el Ejecutivo pretende dar transparencia a la operación. "Como la mayoría de los aviones que se usan para que viajen los mandatarios, deberá tener una dependencia privada. Entonces se apuntó dos datos que confort: que tenga un dormitorio privado y un baño con ducha" dijeron fuentes cercanas al Ejecutivo al diario La Nación. 

El motivo de haber decidido este camino es la polémica que genera la compra de un nuevo avión presidencial. Actualmente, el Presidente se moviliza en vuelos de línea o en servicios alquilados. Con la flota presidencial en tierra, el Gobierno decidió avanzar por una solución. Y la polémica que genera el asunto terminó por decidir el camino de compra a través de un organismo internacional.

Esta decisión se tomó luego de vender el Tango 01, ya que había sido recomendado por varios asesores y conocedores del tema aéreo, y las razones era que las tecnologías avanzaron y los aviones más modernos tienen más alcance con el mismo combustible. El T-01 tenía la imposibilidad de operar en varias estaciones aéreas ya que el tamaño del avión hace necesario un determinado largo de pista que no existe en varios lugares del interior del país. 

Según esta hoja de ruta, la aeronave presidencial debería ser un Boeing Business Jet (BBJ), una adaptación para convertir en jet privados los aviones comerciales del fabricante estadounidense, y contará con habitación y baño privado.