Desde que compró un Mercedes Benz para discapacitados, es decir libre de impuestos, la imagen de Susana Giménez quedó manchada.

La señora no quiere pagar los impuestos que le corresponden aunque su fortuna se calcula en cientos de millones de dólares.

Ahora la AFIP le reclama una importantísima deuda que, aunque para ella sea un vuelto, se resiste a pagar.

Susana vive tranquilamente en Uruguay pero su fortuna la hizo en Argentina y debe tributar donde corresponde.

¿Terminará realmente con una condena o se resignará a pagar como cualquier hijo de vecino?