Y se repite la historia. Tal y como sucedió en aquella marcha pacífica en reclamo por la desparición de Santiago Maldonado, la policía volvió a estar a ambos lados de la divisoria: de un lado simulando ser las víctimas de los piedrazos, y del otro lado, con encapuchados que desataban las agresiones para dar paso así a la brutal represión y cacería motorizada.

La descripción de los hechos que realizó el defensor del Pueblo, Alejandro Amor, en declaraciones a C5N graficó que la presencia de los manifestantes fue anterior a la colocación de vallas y que su posición incluso se preocupó por garantizar que no haya provoacaciones a las uniformados.

El propio Amor describió que en un momento determinado un grupo de encapuchados comenzó a agredir con piedras y palos, lo que inmediatamente desató la cacería policial que jamás se preocupó por distinguir a los infiltrados sin oque comenzó un operativo planeado para detener personas al voleo.