Casi siempre los comerciales en épocas navideñas hablan de la unión familiar desde una perpectiva heteronormativa pero este rompe algunos moldes.

Y es que en principio se ve a un hombre mayor que claramente quiere aprender a maquillarse. Durante el transcurso del comercial da a pensar muchas cosas pero su resolución es tan inesperada que no sólo sorprende sino que también emociona.

Y es que al final se explica sólo que el abuelo no está queriendo transvestirse sino simplemente ayudar a su nieto en su transición.

Una demostración de que para algunas cosas no hay edades ni prejuicios mientras haya amor de por medio.