EEUU: otra explosión, más muertos y paranoia
La devastadora explosión de una fábrica en Texas dejó una quincena de muertos, desaparecidos y más de 100 heridos. Este jueves se evacuó el aeropuerto de Miami por un "paquete sospechoso" que luego se comprobó que sólo era un encendedor. Estos hechos se dan luego del atentado de Boston y del hallazgo de cartas dirigidas al presidente Obama con sustancias tóxicas.
Luego del pánico por la bomba que explotó en una maratón en Boston, una fábrica de Texas estalló por el aire, con la potencia de un sismo de 2.5 en la escala Ritcher y devastando toda el área.
Hasta el momento, la explosión dejó más de cinco muertos, seis bomberos desaparecidos y más de 100 heridos. Sin contar los graves daños que produjo en la zona con el derrumbe de casas y gases disueltos en la atmósfera.
Los bomberos temen que el número de víctimas podría elevarse a decenas de muertos, informó el Dr. George Smith, director del sistema de gestión de emergencias de la ciudad.
Equipos de emergencia, ambulancias, cuerpos de seguridad, y otros vehículos de emergencia se han desplazado hasta el lugar y evacuaron a los heridos a un campo de fútbol cercano que está actuando de hospital de campaña.
Paranoia en Estados Unidos
La sociedad estadounidense tiene en el recuerdo el 11S y está supeditada a una suerte de miedo colectivo que se expande con cada hecho que se desarrolla fuera de la normalidad.
Este jueves, el aeropuerto de Miami fue evacuado por completo. La medida se llevó adelante por el hallazgo de un paquete sospechoso cerca de un puesto de seguridad.
El vocero del aeropuerto, Greg Chin, dijo que la policía acordonó la terminal D, después de retirar a los trabajadores y a los viajeros que se encontraban en el lugar.
Los estadounidenses temen que puedan ser blanco de algún acto terrorista y ante la primer sospecha toman el lema de "mejor prevenir que curar".
El miércoles, ante una nueva alerta por una supuesta bomba, tuvieron que evacuar la Corte Federal de Boston. El FBI también había encontrado una sustancia venenosa en una carta enviada al presidente de los Estados Unidos, mientras que ya se había interceptado otra remitida al senador republicano Roger Wicker.