La mujer se levantó indignada entre lágrimas y abandonó el set. El sentido común no la dejó dar demasiadas explicaciones, ya que de inmediato reaccionó y se dio cuenta de la trampa que le había tendido la producción encabezada por Doman.

La 'paparruchada' dejó en evidencia al insensible conductor. Con la seguridad de que una persona común no se animaría a plantar semejante escena, Doman evitó evaluar la posibilidad de quedar en ridículo y pagó muy caro el precio de su avaricia de rating.