El tercer sospechoso de participar en el femicidio de la adolescente Lucía Pérez ya está a disposición de la justicia: tiene 61 años y la policía, que lo buscaba hace dos días, lo encontró anoche en un hotel de la vecina localidad de Santa Clara del Mar.

La fiscal María Isabel Sánchez, a cargo del caso, había pedido la captura de Alberto Maciel porque entiende que al menos colaboró con Matías Farías y Juan Pablo Offidani, ambos ya detenidos, en los preparativos previos al traslado de la menor hasta el centro de salud de Playa Serena, donde los médicos la asistieron pero no pudieron reanimarla.

Aún se esperan los resultados de peritajes genéticos que permitirán cotejar evidencia con muestras tomadas a los acusados, todos con cargos cuya pena prevista es la prisión perpetua.

En paralelo al trabajo de los investigadores se hizo más fuerte el reclamo de justicia tanto de la familia de la menor como de la población en general. Ayer unas cuatro mil personas participaron de dos marchas para pedir por el esclarecimiento de la muerte de Lucía y una dura condena para los responsables.

Previo a la segunda de las marchas, que fue la más concurrida y tuvo como epicentro las puertas del palacio municipal, el padre de la víctima, Guillermo Pérez, sufrió una amenaza de muerte de parte de dos jóvenes armados que pasaron en una moto frente a su casa. Antes ya había recibido mensajes telefónicos de similar tenor en su domicilio particular.

"No tenemos miedo", dijo el papá de Lucía, que hizo la denuncia policial sobre lo sucedido. Su hijo Matías, de 19 años, reclamó custodia policial para su padre y demás integrantes de la familia ante estas presiones. "No nos vamos a callar", prometió.