La elefanta Pelusa, emblema del zoológico platense, padecía una enfermedad en sus patas traseras desde 2014 y murió el pasado lunes tras ser sedada para evitar que sufra debido a que su cuadro era irreversible.

"El equipo veterinario del Jardín Zoológico y los especialistas del Santuario de Elefantes de Brasil junto a la Fundación Franz Weber, definieron tomar el único camino posible para que ella no sufra", sostuvieron desde la Municipalidad de La Plata en un comunicado.

La decisión se tomó junto al fiscal del Ministerio Público de la provincia de Buenos Aires, Marcelo Romero; el titular del Juzgado de Garantías 4 de La Plata, Juan Pablo Masi; la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, a cargo de Guido Lorenzino; la Defensora Ciudadana de La Plata, Florencia Barcia; y el Decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de La Plata, Marcelo Pecoraro.

Los integrantes del equipo técnico, formado por los veterinarios del Jardín Zoológico y los especialistas del santuario de Brasil junto a la Fundación Franz Weber, monitorearon a la elefanta toda la noche y durante el día. El sábado, Pelusa se acostó luego de permanecer dos años parada debido a la enfermedad que le impedía echarse, y desde la comuna montaron una carpa para proteger al paquidermo del rocío y del frío, lo cubrieron con mantas y entibiaron el ambiente con varios calefactores de pie.

Un experto explicó que "este es el resultado del cautiverio: cincuenta años en este espacio que es completamente insuficiente ya que no permitió la estimulación física, psicológica ni emocional. Aún así sus cuidadores están completamente dedicados a ella, la adoran, quieren hacer todo lo posible, pero es muy difícil luchar contra lo que genera el cautiverio".