Desprevenidos y conspirativos
El desprevenido, solito e indefenso cree que estamos locos.
Las cabezas paranoicas y los “militantes de las teorías conspirativas” sabemos que
De que está en marcha, no hay ninguna duda
¿Qué cosa?
La operación
¿Cuál?
La de deslegitimación, esmerilado y desgaste institucional
¿Con qué tema?
Bueno, ahí la cosa se pone compleja. Es menos sencillo de describir y, por qué no, de detectar.
Viene por palabra u omisión
Por arriba y por abajo
Por el costado esperado y por el otro también
Cambia de cara, de nombre, de eje.
No es tan de frente
Y si uno lo denuncia demasiado gasta la palabra que utiliza para el señalamiento al punto de volverla funcional a quienes preparan el territorio. Y un término que fue poderoso corre el riesgo de volverse banal.
Son los medios, dice uno
Y, si, son...
Pero no es una respuesta que describe acabadamente la coyuntura.
Porque son los medios
Pero
es el dólar
Es Cañuelas
Son las embarazadas víctimas de un disparo
Es la llegada del Estado Nacional incluso con Fuerzas Armadas a los barrios y pueblos
Es el aguinaldo que Scioli termina pagando tarde
Es un paro por un reclamo legítimo
Son las trabas a las importaciones
Es el cierre de una fábrica
Es el crecimiento un poco desacelerado
Es el nombre que se pone al acontecimiento, pero también la cuota de verosimilitud que ese acontecimiento posee
Doble, entonces, la operación de desmontaje. Doble el tiempo que nos lleva desarmar. Doble el tiempo que ganan en terminar con un montaje para empezar a armar el siguiente.
Son los medios, insiste otro
Y sí, son
Porque ellos esperan con los brazos abiertos la materia prima que les permita darle la última puntada a la creación del clima que más los favorece y en el que menos se nota su participación.
Pero también son los proveedores del ingrediente que le permite a la corporación mediática disparar directo al blanco del objetivo compartido.
Las cabezas paranoicas y “militantes de las teorías conspirativas”, nunca olvidaremos que para que un diario haya podido afirmar que “De un lado estaba el drama de la vida al intemperie y del otro la necesidad de conservar un espacio público” y para que haya podido escribir que “la violencia y la xenofobia terminan de configurar la escena”.
tuvo que haber primero una toma de un Parque, el Indoamericano
Las cabezas paranoicas y “militantes de las teorías conspirativas” tampoco perderemos de vista jamás que la mano de obra desocupada de la provincia de Buenos Aires hizo aparecer el cuerpo de Axel Blumberg el mismo día que Néstor Kirchner abría las puertas de la ESMA y pedía perdón en nombre del Estado.
Porque no hay nada más eficiente para acrecentar el poder de fuego de la operación, que una porción de verdad. De ese modo, esos medios que propalan la campaña tienen algo de lo que sostenerse. Un hecho que invalide otro con tan sólo presentarlo y sin darle conexión entre sí. El círculo lo cierra el desprevenido o el indefenso creyendo que fue él solito quien llegó a la conclusión.
El desprevenido, solito e indefenso se enteró:
El Sábado, que el aguinaldo en la provincia finalmente se paga esta semana
El Domingo, que militares fueron enviados a las villas y los barrios
El lunes, que los bancos no quieren prestar para la producción
El martes, que mataron a un marino retirado
El Miércoles, que el déficit de Aerolíneas es del 64 %
El Jueves, que los bancos fueron obligados a dar préstamos a empresas
Y el Viernes que Monte Grande y Caballito se suman a los pedidos de más seguridad.
Las cabezas paranoicas y los “militantes de las teorías conspirativas” no sabemos cómo hacerle entender al solito, desprevenido e indefenso que hay hechos y presentaciones de esos hechos que lo único que quieren es que él siga solito, desprevenido e indefenso.
Nosotros, los militantes de las teorías conspirativas con nuestras cabezas paranoicas no sabemos cómo hacer para llamarle la atención. Y lo cierto es que tenemos poco respiro. Salvo por algunas más que bocanadas, ráfagas de aire puro que traen consigo una condena de 50 años y la certificación por parte del Estado de que esas a las que tildaban de paranoicas y conspirativas no estaban más que en lo cierto cuando decían que aquí, no hubo ni errores, ni excesos ni casos aislados sino un plan que sólo pudo ocultarse mientras hubo muchos solitos, desprevenidos e indefensos.