Fueron las normas dictadas durante el menemismo, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida en 1987, por las que Héctor “El Oso” Acuña quedó libre: se trata de un guardia que integró el Servicio Penitenciario bonaerense y reconocido como uno de los más crueles torturadores del centro clandestino de detención La Cacha. Recién en 2006 fue condenado y apresado. Fue durante esos años de libertad cuando abusó de una menor que ahora se anima a denunciarlo para evitar que obtenga el beneficio de la detención domiciliaria. 

La joven nacida en 1993 quedaba a su cuidado debido a sus lazos familiares. Sufrió los abusos desde los cinco años de edad, entre 1998 y 2007. A los 16 tomó valor para contar los tormentos a los que la sometía Acuña: "Los hechos fueron sostenidos en el tiempo y adquirieron una gravedad progresiva a medida que la niña crecía”, detalla la denuncia presentada por la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), que ahora tiene el juez federal de Morón Jorge Rodríguez.

Fue una amiga la que convenció a la víctima de contar los abusos de Acuña. Ella también declaró ante la UFEM y reconoció haber visto armas en el dormitorio del torturador, que atormentaba a su víctima con amenazas de muerte a su familia.

“La joven que fue víctima de Acuña se contactó con nosotros porque quería hacer la denuncia. Sabía que iba a tener cierta exposición, pero estaba muy segura de haber iniciado este camino. También tuvo apoyo psicológico. Estamos conformes con el trabajo de la UFEM y tenemos expectativa de saber cómo va a proceder el juzgado ahora”, dijo a Página12 Sofía Ballesteros, de la organización La Ciega, un colectivo de abogados populares de La Plata.

Según informó el mismo diario,Mariela Labozzetta, titular de la UFEM y Santiago Marquevich, fiscal federal interino de Morón, la concretaron formalmente esta semana. El objetivo es aportar argumentos para complicar el arresto domiciliario que pretende lograr la defensa de "el oso", y conseguir una citación a declaración indagatoria por el delito de abuso sexual agravado.

En octubre de 2010 Acuña fue encontrado culpable de 43 privaciones ilegales de libertad, 127 casos de tormentos y de los homicidios doblemente calificados por alevosía de Olga Noemí Casado y Laura Carlotto, la hija de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Los testigos coincidieron en señalarlo como una autoridad entre los uniformados, antisemita, de una violencia salvaje. La condena fue de 10 años.

En 2014 recibió una segunda condena del mismo tribunal, esta vez a prisión perpetua, por secuestros, asesinatos y torturas en el centro clandestino de detención La Cacha. un centro clandestino que funcionó desde fines de 1976 hasta octubre de 1978 en las instalaciones de la antigua antena transmisora de la Radio Provincia de Buenos Aires, en el predio de la penitenciaría de Olmos.