La terminal de micros Dellepiane, construida en el sur de la Ciudad para descomprimir el tráfico de Retiro, ya está terminada pero nadie sabe cuándo comenzará a funcionar si es que en algún momento así sucede.

Según el diario Clarín, las empresas de micros de larga distancia afirman que, entre problemas de operatividad y de costos, más una mala relación con el dueño del complejo, que es el polémico empresario Néstor Otero, el lugar no les sirve. Cabe destacar que obra costó US$ 30 millones.

El predio ocupa 4,4 hectáreas entre Dellepiane, Perito Moreno, la autopista Cámpora y Mariano Acosta. Fue cedido por la Legislatura a la empresa Terminales Terrestres Argentinas (TTA) por 18 años. Además de sumar al desarrollo del sector, el objetivo es que Dellepiane absorba hasta un 35% del flujo de Retiro, que en temporada alta colapsa con 2.400 micros diarios, y que este año será nuevamente concesionada.

El Gobierno nacional ya autorizó la mudanza de las empresas que quieran instalarse pero se niegan ya que, desde la Cámara de Empresas de Buses de Larga Distancia (CELADI) sostienen que "en ese lugar no hay demanda de pasajeros, llegan colectivos pero no el tren ni el subte. No podríamos usar el Metrobus de la autopista 25 de Mayo porque no tendríamos cómo acceder. Además, para entrar y salir de las autopistas deberíamos pagar dos veces el peaje. También se duplicarían los costos por alquiler de boleterías, uso de las dársenas y otros, porque ya estamos en Retiro. Todo esto afectaría a los pasajeros".

De hecho, argumentan que nunca fueron consultados sobre su construcción. Pero eso no es todo, porque al parecer muchas empresas del sector tienen una mala relación con Néstor Otero, el dueño de Dellepiane, quien también es concesionario de Retiro y de varias terminales del interior. "Sobran motivos para desconfiar si tenemos en cuenta que será operada por la misma gente que desde 1993 tiene a su cargo Retiro, que se encuentra en un lamentable estado de abandono", afirmaron en CELADI.

Pero Dellepiane no es estatal, es privada. De hecho, fue una iniciativa propia, ya que presentó un proyecto al Gobierno porteño y aprobaron los legisladores.