Se dijeron muchas cosas en estos días. INformación cruzada, ansiedad periodística e intencionalidad política. Lo cierto es que, contra todo lo que se dijo en letra de molde, la vacuna rusa no será un problema para los mayores de 60, más bien una solución. 

"Próximamente se darán a conocer los resultados de los estudios en ancianos, no hay efectos colaterales algunos", adelantó, Alexandr Guintsburg, directo del Centro de Epidemiología y Microbiología Nikolái Gamaleya, que fabrica la vacuna rusa Sputnik V contra el coronavirus que llegó a la Argentina.

El directivo afirmó que el Centro Gamaleya no recibió por ahora muestras de la nueva cepa del coronavirus detectada en el Reino Unido, aunque indicó que la inoculación protege contra esa variante ya que afecta solo a un pequeño punto en la superficie de la proteína del virus.

El 11 de agosto pasado Rusia registró la primera vacuna contra la Covid-19 que se produce en cooperación con el Fondo Ruso de Inversión Directa.

La vacuna, que consta de dos componentes: el primero se basa en el adenovirus humano tipo 26, y el segundo, en el adenovirus humano recombinante del tipo 5, se administra dos veces, en un intervalo de 21 días.

De acuerdo con los últimos datos de la tercera fase de ensayos clínicos, Sputnik V muestra una eficacia de más del 90%.

En tanto, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) publicó tras la visita a Rusia de sus técnicos un informe técnico que certifica la aprobación de la vacuna Sputnik V en el país, en el cual destaca que la vacuna tiene una eficacia mayor de la que se esperaba y que su efectividad no varía según el rango etario.

En el informe, la Anmat indicó que recibió toda la información habilitante de la vacuna, que "muestra seguridad y una eficacia en un rango mayor al aceptable".