El 3 de junio se realizará la primera convocatoria multitudinaria a nivel nacional en contra de la violencia de género que le escapa a la exclusividad de los nichos feministas. #NiUnaMenos, que tuvo repercusión masiva y apoyo de políticos y artistas de todo el país, llama a participar y explotar en un grito intenso de basta.

Respecto al tema, al asesinato de pibas, a sus pedazos en una bolsa, al susto de que no lleguemos bien a nuestras casas, a los taxis que no son radiotaxis, a los radiotaxis, a las calles oscuras, a los maridos agresivos, a los novios celosos, a los presupuestos de cómo nos vestimos, a los piropos agresivos e incómodos, ya se dijo todo lo que se podía decir.

Ahora es tiempo de actuar, de tomar la calle, de dar una muestra de rebelión y acción a la violencia que viven miles de mujeres en el país, una mujer menos cada 30 horas, millones de mujeres que faltan todo el tiempo y en todo el mundo.

La campaña propone, además de la manifestación, pasar “de la foto a la firma”. Miles de personas publicaron en las redes sociales una fotografía con el cartel y la consigna #NiUnaMenos. Pero las organizadoras, la periodista Marcela Ojeda, Florencia Etcheves, Ingrid Beck, Soledad Vallejos y Marina Abiuso, Hinde Pomeraniec, Valeria Sampedro, Ana Correa, Mercedes Funes, la becaria posdoctoral del CONICET especialista e investigadora en sexualidades, diversidad y familias, Micaela Libson, buscan, además de una imagen, una realidad. Bajo esa línea, piden que quienes se tomaron una foto con el hashtag #NiUnaMenos, sobre todo los políticos y funcionarios públicos, firmen un documento que contiene cinco puntos que se consideran claves para frenar los asesinatos.

Respecto de las leyes actuales, la Ley 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género que fue sancionada en 2010, no se implementa en su totalidad y, desde #NiUnaMenos, un punto clave es implementar la ley “con todos los recursos necesarios”.

Además, el documento propone la realización de “estadísticas oficiales y actualizadas sobre femicidios”, ya que a nivel público no las hay. Tampoco relevamientos, ni datos que permitan cuantificar la violencia de género.

Otro de los puntos es la necesidad de que, en cada fiscalía y en cada comisaría, haya personal idóneo para recibir las denuncias por violencia de género ya que las mujeres, cuando se presentan y buscan la protección del Estado, sufren cuestionamientos, presiones y situaciones complejas en donde se pone en duda a la víctima e, inclusive, hasta se la acusa de victimaria.

No se deja afuera la educación, ley fundante y necesaria de cualquier cambio social de raíz. Por eso, otro de los puntos es que se garantice “la Educación Sexual Integral en todos los niveles educativos para una vida libre de discriminación”.

La marcha es la entrada a un conflicto que radica en las costumbres y en una cultura que lucha por mantener el statu quo intacto. El lugar que ocupa el hombre y la mujer está tan naturalizado que basta con mirar las publicidades para notar que hay algo que no concuerda con la realidad. Las mujeres no nos dedicamos sólo a limpiar la casa y a cuidar a nuestros hijos, si es que tenemos hijos y si es que tenemos ganas de tener hijos. Las mujeres no somos objetos decorativos. Las mujeres no somos lo mismo que una lata de cerveza, una porción de pizza o el resultado positivo de ponerte un desodorante específico.

El entramado es social y es complejo. El cartel con la convocatoria fue levantado por personajes que poco tienen que ver con la búsqueda de la igualdad y esa es una crítica que se le hace a esta convocatoria. Pero la realidad es otra: la necesidad de lo masivo para poder llegar a donde nunca antes la lucha contra la violencia de género llegó. Y hasta ahora, el ruido y la pancarta, parecen ser un vínculo efectivo.

Así que la convocatoria, en donde se leerá este documento público que busca acciones reales, invita a debatir con familia, amigos y desconocidos qué se opina, qué se cree y qué se busca erradicar. El rol de la mujer en una sociedad que hace no mucho ni siquiera se lo cuestionaba, hoy empieza a tener voz. Y no es berrinche, es justicia.

Porque el silencio es amigo de la opresión, el 3 de junio comienza una nueva etapa para todas las mujeres del país.