Como una prueba más de que la justicia muchas veces pone la lupa sobre la actitud de la mujer en situaciones de abuso, acoso o violación, el fallo que definió el juicio por la muerte de Lucía Pérez en octubre de 2016 tiene vergonzosos argumentos machistas entre sus consideraciones para desligar responsabilidades penales por la vida de la joven a los acusados, pero sí condenarlos por haberle vendido drogas.

“Todo fue perfectamente querido y consentido”. “Lucía tenía sexo con quien quería cuando quería”. Ella conocía los riesgos. No existió relación de poder ni desigualdad. Todas esas premisas fueron sostenidas en la resolución judicial que fue leída por la sociedad, como no podía ser de otra manera: una vez más los investigadores culparon a la víctima.

Entre los argumentos más vergonzosos, los jueces consideraron como una prueba de que hubo consentimiento sexual el hecho de que Farías haya comprado "facturas y una Cindor", determinando que "estas actitudes no son habitualmente asumidas por las personas con intención de cometer un hecho tan aberrante como por el que resultado acusado".

Sabrina Cartabia on Twitter

Los magistrados que debieron interpretar las pruebas del caso reflejaron que, a partir de chats que la joven mantuvo con algunos amigos, Lucía tenía fuerte carácter y que no hubiese cedido ante la presión para mantener relaciones sexuales. Para justificarse, incluyeron una conversación erótica con un joven, donde Lucía se jactaba de haber tenido sexo con hombres mayores. 

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"En términos técnicos la edad de consentimiento sexual es 16, entonces por tener 16 se considera que no fue forzado. Además tampoco se pudieron comprobar lesiones de una violación, pero la verdad es que el consentimiento no es algo que se analizó en profundidad y es importantísimo en estos casos. Ella era menor de edad y ahí está el error garrafal de los jueces porque no tienen en cuenta la relación desigual de poder entre una chica de 16, un chico de 23 y un hombre de 41", explicó la periodista judicial y especialista en género Sol Rodríguez Garnica, en una entrevista con Filo.News.

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