Según un estudio realizado en agosto por la Fundación Barceló, nuestro país aún no pudo superar la problemática del mal de Chagas y  anualmente nacen alrededor de 1.400 bebés infectados: las estadísticas obtenidas reflejan que cada día cuatro bebés heredan la enfermedad de su madre, pero apenas el 30% de los casos son detectados.

El tratamiento antiparasitario permite que se curen casi el 100% de los casos pero deben ser atacados en sus etapas iniciales, y la efectividad de los medicamentos decrece con el tiempo. Por eso es urgente que nuestro país desarrolle sistemas para un diagnóstico temprano en embarazadas, y el posterior seguimiento y tratamiento en recién nacidos.

"En la fase aguda en la mayoría de los casos no se presentan síntomas, o son leves y poco específicos, como pueden ser fiebre, dolor de cabeza, agrandamiento de ganglios linfáticos, palidez, dolores musculares, dificultad para respirar, hinchazón o dolor abdominal. En el 20 o 30 por ciento de estos casos la enfermedad evoluciona a la siguiente fase", explica en su trabajo la Fundación Barceló.

Es en esa fase adelantada donde persiste la problemática: "En la fase crónica, los padecientes sufren trastornos cardíacos y alteraciones digestivas, neurológicas o mixtas. En esta instancia, y sin el tratamiento adecuado, la infección puede causar muerte súbita por arritmias o insuficiencia cardíaca", detalla el informe citado por cronica.com.ar.

El origen de la enfermedad es el insecto conocido como vinchuca, que de no haber fumigación por parte del Estado e higiene por parte de los habitantes, se propaga en las viviendas y lugares públicos como escuelas.

En Argentina existen más de 1,5 millón de personas afectadas -el 50% son mujeres- mientras que a nivel mundial se calcula que unas 10 millones de personas están infectadas. En América latina la enfermedad es endémica y la más reciente estimación estableció una prevalencia de 7.694.500 infectados en los 21 países endémicos de la región.