La relación entre los años noventa y esta situación es ineludible. Mientras la inflación y la pérdida del poder adquisitivo impacta en una gran mayoría, sectores medios y altos encuentran en el exterior una oportunidad para hacer una diferencia económica en el consumo minorista.

Argentinos que van a Santiago de Chile y otras ciudades comerciales no a conocer la riqueza y variedad natural o arquitectónica del país vecino, sino para encerrarse a consumir en shoppings. Van sin valijas y vuelven con todo lo que pueden cargar, en especial ropa, computadoras y celulares, los que se consiguen a mucho menor precio que en el mercado local. 

Según el informe de la TV de Chile, la afluencia de compradores argentinos hizo crecer las ventas un 17,1% en la zona de Araucanía en julio, con respecto al mismo mes del año anterior. Y esos números todavía no contemplan los último viajes de estos feriados.