El burdo informe del programa Animales Sueltos, con información tan chequeada como el primer rostro que Feinmann muestra al aire, fue el disparador que desató la furia de los trabajadores audiovisuales que sabían desde el primer minuto que se trataba de una operación mediática, en función de las necesidades del ministro Pablo Avelluto de asegurar su bajada de línea.

El ciclo que conducen Horacio Embón y Migue Granados reprodujeron muchas de las explicaciones que se vertieron desde los propios actores de la industria cinematográfica, con el objetivo de clarificar los intereses detrás de la maniobra del ministerio de Cultura: otra jugada que pretende beneficiar al Grupo Clarín, una de las empresas que más canon abona según contempla la Ley de Cine.