Parece mentira que en el siglo XXI, aún se escuchen voces a favor de la pena de muerte. Más allá de las atrocidades que las personas puedan cometer, la salida nunca está relacionada con la pena de muerte.

La poca racionalidad en el discurso de Franchín muestra a las claras la falta de compromiso con los Derechos Humanos, una mirada habitual de los periodistas de Clarín, amparada en la tramposa bajada de línea de sus editorialistas.