Con la efusividad que la caracteriza y con no menos ingenuidad, Amalia Granata describió que entre los objetivos de la aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral, se pretende que un niño de cinco años aprenda la utilización de los preservativos.

En diálogo con AM 530 Somos Radio, puso en duda la construcción personal de la identidad sexual y afirmó que las personas no pueden identificarse con otro género que no es varón o mujer, según la genitalidad al nacer. Al mencionar esta cuestión, confundió la ESI con la Ley de Identidad de Género.

Además asumió que la ESI persigue enseñarle a los chicos a "probar diferentes cosas", y puntualizó la caracterización de géneros opuestos con disfraces como una de las metodologías establecidas para educar.

Para coronar su débil argumentación, se refirió al error en la interpretación del rol de la escuela como responsables de inculcar cuestiones de género que no son "lógicas".