Ocurrió en Santa Fe y las imágenes son reveladoras: grupos de jóvenes ingresando a la quinta con botellas de alcohol para participar de una fiesta clandestina donde cobraban 600 pesos la entrada.

La dueña de la casa fue alertada por sus vecinos que le iban narrando como se llenaba su casa de jóvenes que organizaban barras de tragos, ponían equipos de música y preparaban todo para una fiesta clandestina.

La intervención de la policía desbarató todo y desalojó la quinta bajo la supervisión de la dueña de casa.