Es extraño escuchar a Alfredo Casero poniéndose en el lugar de los que reciben palos y no del lado que da los golpes, pues sus palabras no apuntan a las urgencias que pasan los que menos tienen por el manejo económico del Gobierno que sigue bancando y defendiendo. Pero si está muy al tanto de las agresiones e insultos a Macri, o por la integridad del periodista Nicolás Wiñazki y el juez Claudio Bonadio.

El humorista habló de los argentinos como un país de "jíbaros imbéciles" -haciendo referencia a un pueblo indígena amazónico, de manera despectiva, reconocidos por reducir las cabezas cortadas de sus enemigos- y "opas" preocupados por el fútbol. 

De la nota con Luis Novaresio se rescata y se evidencia que el personaje reúne varios de los motivos que mantienen en vilo a los argentinos, pero también la mirada de un culto e inteligente artista que desprecia a sus semejantes.