Luego del escándalo desatado hace unos días en el gigante tecnológico Google cuando se viralizó un manifiesto interno, calificado de machista por la propia empresa y gran parte de la opinión pública, en el que se hacía referencia a supuestas diferencias biológicas a la hora de evaluar el desempeño de hombres y mujeres en el sector tecnológico; ahora, el caso dio un nuevo giro. 

Si bien en un primer momento se preservó la identidad del autor del polémico texto, ahora- tras ser despedido- se sabe que se trata de James Damore, que estudió en Harvard y el MIT, y entró en Google en 2013 como programador. 

El joven decidió demandar a su exempleador por considerar su despido como improcedente y por sentirse censurado. Los abogados de Damore han explicado a The New York Times que basarán su defensa en la libertad de expresión. Y en la denuncia alegan: “Formas de coacción. Desde amenazar a promesas de beneficios, por su silencio”.

Damore aseguró que "Según tengo entendido tengo el derecho legal de expresar mis preocupaciones sobre los términos y condiciones de mi ambiente de trabajo y de denunciar un comportamiento ilegal, cosa que mi documento hace". 

Es que las aguas están divididas entre quienes ven a Damore como un machista con ideas anticuadas sobre la igualdad de género en el ámbito laboral, y quienes justamente critican a los que hablan de igualdad y no aceptan una opinión distinta. Un debate que en redes sociales adquirió bastante fuerza con cruces, apoyos y rechazos. Incluso, Julian Assange invitó a Damore a unirse a WikiLeaks mientras que el comentarista conservador Ben Shapiro calificó a los gerentes de Google de "fascistas corporativos" y a la empresa como un "monopolio izquierdista". 

Ahora el autor del manifiesto machista demanda a Google por censura y despido improcendente

La discusión sobre la igualdad de oportunidades laborales en Silicon Valley no es nueva y el sector tecnológico es uno de las industrias que suele estar en la mira a la hora de las denuncias. 

Recientemente el  gobierno federal de Estados Unidos pidió a Google los datos de hombres y mujeres para poder evidenciar la desigualdad, aunque el buscador prefirió pagar una multa alegando incapacidad para compartir dicha información. Aunque se estima que un 80% de sus empleados son hombres.