Carla Tamara Barrera Soggiu, tiene 28 años, vive en el barrio de Pompeya, regresaba a su casa luego de trabajar cuando desapareció el martes pasado, antes de su desaparición había activado en dos oportunidades el botón antipánico suministrado por la justicia..

Carla tenía un botón antipánico desde diciembre tras denunciar a su ex pareja, Sergio Nicolás  Fuentes, por violencia de género, activó el dispositivo en dos oportunidades en dos zonas distintas pero no pudo ser localizada.

"Se allanó anoche la casa del ex donde dieron las antenas por última vez, resultado negativo", asegura una fuente con acceso a la investigación.

Alfredo, el padre de CArla contó que el 26 de diciembre pasado su hija fue atacada por su ex e incluso habría estado retenida contra su voluntad hasta que pudo liberarse. Un día después, Carla hizo la denuncia. El hombre fue detenido y continúa en esa condición en el pabellón de ofensores sexuales de Marcos Paz, donde están destinados detenidos como Rodrigo Eguillor y Jonathan Fabbro. 

El martes los padres de Carla perdieron contacto con ella y a las 20.07 se dio la primera activación del dispositivo. Se mantuvo una breve comunicación con la desaparecida en la que refirió que estaba "desorientada". No pudieron ubicarla con los datos del GPS.

Una hora después, a las 21.14, se recibió otra alerta del botón antipanico. La Policía de la Ciudad vuelve a comunicarse con Carla, en esa conversación Carla refiere que estaba arriba de un auto del cual no pudo dar detalles y que veía una calle con mucho barro. La comunicación se cortó poco después.

Dos móviles policiales de la división Búsqueda de Personas de la Policía porteña fueron primero a la calle Berutti, entre Cachi y Einstein y luego a Río Cuarto al 400, las últimas coordenadas que había enviado de manera automática el rastreador satelital del botón antipánico, pero no lograron encontrarla.

"Estamos desesperados, cuidando a mis dos nietos. No queremos que se enteren de nada. Nos pidieron que no digamos nada. Mi señora se está moviendo. No estamos acostumbrados a esto. Tenemos mucho miedo", dice Alfredo, padre de  Carla.