La Escuela Neurocientífica del Amor, que en marzo desembarca en España se presenta como un espacio liderado por “un grupo de profesionales expertos en Coaching en Sinapsis Interpersonal, certificados bajo el exclusivo Teachers Trainning Course (TTC) (…) Nuestros coachs no solo destacan por su capacidad pedagógica sino también por su gran cualidad humana. Queremos que este conocimiento esté presente cada vez que alguien necesite un consejo, pida ayuda o requiera una solución positiva a una problemática sináptica interpersonal”.

La posibilidad de encontrar a la pareja perfecta con ayuda de la ciencia podrá experimentarse- y pagarse- en tres sedes ubicadas en Madrid, Barcelona y Valencia.

Según Miquel Iglesias, director de la escuela;"la neurociencia puede dar algunas respuestas a la pregunta de por qué nos enamoramos de ciertas personas y no de otras. A través de resonancias magnéticas y estudios de personas en tres estados distintos de su fase amorosa se puede saber que áreas se activan en el cerebro" y a partir de allí ayudar en la búsqueda del amor. 

Los estudios de la antropóloga y bióloga estadounidense, Helen Fisher son claves en el desarrollo de esta institución ya que sus investigaciones sobre lo que solemos llamar "química amorosa" fueron furor en charlas TED, libros e incluso la llevaron a ser contratada para construir chemistry.com donde se podían establecer redes de emparejamiento basados en la predominancia de determinadas hormonas en los individuos.

El impulso sexual o libido; la atracción sexual selectiva (el amor romántico) y el apego son los motores que Fisher destaca como los que la humanidad utiliza para relacionarse en pareja. 

"El amor es una función biológica que nos programa para tener descendencia y perpetuar la especie”, afirma Iglesias en diálogo con El País. Y agrega:  "Hay entorno a un 25% de personas que no encajan fácilmente con ningún perfil, que no buscan ni quieren relaciones románticas; pero si consideramos el resto, la mayoría prefiere vivir en pareja (75%); mientras que para un 25% es una de sus tareas más importantes y no concibe la vida sin nadie al lado"

Por otro lado,. Iglesias señala que a la hora de analizar químicay hormonalmente nuestros cuerpos  podemos entender que por ejemplo, la dopamina "proporciona altos niveles de energía. Los individuos en los que predomina esta sustancia son impulsivos, arriesgados, aventureros, creativos y gustan de estar con personas similares. Generalmente, no desarrollan un gran apego y es común que sean divorciados y tengan hijos de diferentes relaciones. Es el grupo que más entiende y acepta el poliamor. La testosterona hace seres pragmáticos, racionales, ordenados, decisivos. A menudo son líderes que se centran en su pareja a fondo, pero se olvidan de ella en cuanto la relación se acaba. Por el contrario, los que tienen altos índices de estrógenos son personas empáticas, a las que les gusta cuidar a los demás. Tienen mucha imaginación y la facultad de unir ideas, en principio, contrapuestas. El amor y el mundo de los sentimientos lo es todo para ellos, que buscan encontrar a su alma gemela. Generalmente, son personas con nóminas bajas, poco centradas en el dinero o en la ambición. La serotonina hace individuos conservadores, amantes de la rutina y las tradiciones, que aman a personas tranquilas y que pertenezcan a su misma comunidad".

Y reflexiona: "El prototipo del hombre y la mujer de hoy son personas con altos niveles de dopamina, dispuestos siempre a vivir nuevas experiencias". 

Fuente: El País