El actor Ricardo Darin habló sobre la realidad del país en el reestreno de la obra de teatro que protagoniza: "Escenas de la vida conyugal". 

"Mi personaje le cuenta a la mujer que se enamoró de otra más joven con alegría, sin pruritos. Y eso es muy difícil de hacer", cuenta el actor. "El amor puede modificarse, adaptarse, encontrar espacios distintos. Se va curtiendo con el tiempo. Encuentra nuevas opciones. Pero lo que más me gusta de mi personaje es esta especie de sinceramiento brutal y cruel. No nos han educado para decir la verdad sino para edulcorarla, buscar el momento oportuno, no quemar las naves. Tiene que ver con la educación judeo cristiana, la religión, las culpas", agrega. 

Respecto a la situación del país, sostuvo: "Ya no hablo más del país. Hablo de nosotros, de los argentinos. Estamos con problemas. Seguimos tirando la pelota afuera, seguimos diciendo que la responsabilidad es de los otros. De los que nos gobiernan mal, de los que nos gobiernan bien. De los que nos dicen la verdad, de los que nos mienten. Nos cuesta mucho mirar para adentro. Nos cuesta mucho darnos cuenta que este proceso de desculturización que padecemos, desde hace décadas, nos ha afectado al punto tal que estamos intoxicados de anomalías y que ya las tenemos incorporadas como comunes. Hay que desandar ese camino y hacer las cosas como se debe. Tenemos que respetar la ley, cumplir normas. Respetar al otro. Está escrito en todos lados, todo el mundo lo pregona, pero nadie lo cumple de verdad con honestidad. Estoy harto de que creamos que todo depende de unos tipos que nos administran.

"La grieta es mucho más grave en las familias que en los actores porque los actores pueden no estar de acuerdo, o quizás no se bancaban desde antes y lo que hacía falta era una excusa para terminar de separar una cosa de la otra. Pero hay familias que no tienen sobremesa. Luego de comer cada uno se va por su lado porque no quieren entrar en territorios en caso que opinen de forma diferente. Y ya es un milagro que compartan la mesa. Conozco muchos casos en los que ya ni se sientan juntos. Se esquivan", agregó.

Sobre el conflicto docente, indicó: "Es un conflicto central porque el deterioro cultural se ha llevado puesto a todo el mundo. En primer lugar, a los chicos. Y, por otro lado, la precariedad de la educación en Argentina y la precariedad de los sueldos docentes. Vamos a tener un país serio cuando los maestros ganen lo que deben que ganar. Son los encargados de educar a nuestros hijos. El reclamo es real y válido, más allá que hay muchas cosas metidas en la misma olla. Hay que hacer una revisión de lo que es nuestra educación que fue pionera".