Las hijas de Arturo López, el playero agredido, dieron cuenta de que su padre evoluciona pero en forma muy lenta y que el golpe dejó secuelas posiblemente irreversibles.

Su agresor, un joven de 17 años, estuvo prófugo desde el momento de darle la trompada a López, presuntamente resguardado por su familia de gitanos con vínculos con la delincuencia.

Sn embargo, se acaba de entregar a la Justicia buscando el beneficio de que todavía no cumplió la mayoría de edad -lo hará la semana que viene- y que el playero no perdió la vida.

La estrategia es clara: mejorar su posición en la causa y que su régimen de detención sea el de los menores de edad en vez de tener que esperar en una cárcel común de adultos.