Esta mañana amanecí con una noticia inesperada: vagones exclusivos para mujeres. Sí, eso. Encierran a las mujeres, las agrupan y las alejan de los hombres malos y toqueteadores que no se pueden contener. 

Se ve que la legisladora porteña Graciela Ocaña que fue la que presentó esta insólita iniciativa a fines de evitar situaciones de acoso o abuso no pensó que tal vez, solo tal vez, esta medida no hace más que ir para atrás, que es borrar con el codo el NiUnaMenos que se escribió con la mano. 

Porque un proyecto semejante que se plantea como una solución a corto plazo sólo consigue estigmatizar más nuestros cuerpos, ponerlos más en alerta, quitarlos de la escena porque son problemáticos, llamativos y provocadores. 

Lo loco es que para mi está tan claro que no, que es discriminarnos en vez de protegernos, pero mientras debatíamos sobre el tema en la redacción, por C5N pasaban una encuesta a mujeres sobre qué les parecía la brillante idea de la señora Ocaña. ¡Y lo que pasó a continuación te sorprenderá! De siete entrevistadas solo una respondió que le parecía un grave error, que hay que educar no separar, que se puede pedir ayuda si alguna mujer está en una situación así, que no viajamos solas, que no hace falta recluirnos. Pero sólo una, el resto respondió que estaría buenísimo. 

Hay algo importante que no debería pasar de largo y es la consecuencia de una medida semejante. Al segregar y separar, al tener un lugar "seguro" alejándonos de los hombres incontinentes y salvajes, se legitima aún más la violencia. ¡Imaginate que un día se te ocurre en hora pico subirte a un vagón que non sea rosa! Las toqueteadas de orto que vamos a recibir van a ser gloriosas y, cuando nos quejemos, cuando nos defendamos, lo más probable es que aquel desalmado que nos manoteó el culo responda "Si venís a este vagón es para que te toquemos, si no andate al tuyo". Y acá, sí, adivinaron, se viene el tema del escote y la pollerita. Si no querés que te violen, no salgas vestida de manera provocativa, no subas a los vagones llenos de testosterona, no seas buscona.  

Cuando lo planteé en Twitter, un usuario preguntó sabiamente qué diría Rosa Parks al respecto. Rosa fue una figura del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos que se ganó fama de luchadora cuando se negó a cederle el asiento a un hombre blanco y moverse a la parte trasera del autobús, en donde iban los negros. 

La solución no es dividirnos porque haciéndolo sólo se legitima el acoso. La solución es educarlos a ellos para que se nos respete, la solución es educarnos a nosotras para que gritemos y nos defendamos, para que no nos de vergüenza el delito ajeno. Para que no sintamos que algo hacemos mal cuando no somos nosotras las culpables sino las víctimas.  

Y en realidad yo me pregunto, ¿sabrá Graciela Ocaña quién fue Rosa Parks?