"Un terrible temporal se está preparando para caer sobre nosotros. Antes que esto ocurra solicitamos  respetuosamente a los responsables del bien público que cumplan en alertar e impedir algo que no sólo implica el riesgo de daños materiales -aún en nuestro patrimonio artístico e histórico- sino que afectará un bien incomparablemente más precioso: la familia", así comienza la nota publicada en El Intransigente titulada "Encuentro nacional de mujeres: Un vendaval que amenaza a la familia" cuya autoría correspondería a Bastión del Norte por la Familia y la Vida.

El artículo no solo degrada la lucha del feminismo por igualdad de condiciones, sino que apelando a la intolerancia y al desconocimiento, quiere encerrar los reclamos en una postura "cristianofóbica", de "persecusión religiosa" producto de mujeres que profesarían una "neo-Revolución anarco-socialista".

En una actitud, practicamente medieval, de sometimiento religioso, este artículo resulta casi una broma como para ser considerado seriamente. Pero no puede dejar de resaltarse que un medio, independientemente de que la nota sea paga o no, decida publicar este tipo de pensamiento.

Algunas de las líneas publicadas en el artículo:

El respeto y la veneración nos impiden repetir sus leyendas abortistas contra la propia Madre de Dios, acto de verdadero terrorismo de blasfemias.

Siguiendo las doctrinas de Marx y Engels en "El origen de la Familia, de la Propiedad Privada y del Estado” (1884), consideran al matrimonio un "esclavizamiento” de la mujer por el hombre, pues sostienen que "la clave de la historia es la lucha de clases” y que "la clave del matrimonio y la familia es la lucha de los sexos”.

Quieren imponer la concepción atea, hedonista y falsa de que la finalidad del cuerpo es el goce ilimitado, sin obligaciones ante Dios Creador y sumo Legislador, ni ante el prójimo, aunque se trate del propio niño en gestación, presentado como una carga a eliminar después del momento de placer (¡!).

Se pueden leer algunos comentarios a favor del artículo que preferimos no reproducir en total desacuerdo con la intolerancia y la falta de respeto que representan hacia el que piensa distinto. Se puede no estar a favor de la legalización del aborto pero transformar un debate serio en una persecución religiosa resulta no solo peligroso sino también nefasto.

Lamentablemente de la intolerancia, no se siempre se vuelve. Otros lectores del diario mostraron su repudio a través de los comentarios del artículo. Reproducimos algunos: