Se trata de Natalia Ferrari Díaz, una joven de 22 años residente de Barcelona, que hace un año que se dedica a la prostitución. "Cada vez más mujeres decididas elegimos libremente ser putas", dijo en voz alta y segura al portal Vice.

A Natalia nadie la obliga a dedicarse a esta profesión, ni lo hace por culpa de una vida desestructurada privada de dinero, poca estabilidad, un entorno complejo o el consumo de sustancias peligrosas. "Me dedico a esto porque me gusta y todos mis conocidos lo saben. Disfruto experimentando con mi sexualidad y estoy muy orgullosa de mi trabajo", explicó.

Esto derriba la teoría del alcalde de Barcelona, Xavier Trías, luego de asegurar que “nadie se dedica a la prostitución por voluntad propia”, dichos que utilizó para justificar el acoso policial que está sufriendo este sector laboral. “En todos los negocios hay injusticias tremendas contra las que se tiene que luchar, pero eso no puede ensuciar la imagen de la profesión", dijo Natalia.

La joven no trabaja en la calle, sino que lo hace en su propia casa o en hoteles. La condición para reunirse con ella por primera vez es tener una conversación telefónica para asegurarse de que hay una afinidad. Además, tiene que pasar un mínimo de tres horas entre la petición y la cita. "La prostitución tiene un público tan variado que es posible hacerlo a tu manera. Puedes marcar las condiciones según tus intereses y tu personalidad para atraer a clientes con los que verdaderamente quieras estar", señaló.

Natalia busca que los clientes entiendan la sexualidad de la misma forma que ella y que a su vez haya una conexión. ''Que comprendan que su placer no está por encima del mío por mucho que hayan pagado, y que acepten mis limitaciones y mis preferencias sexuales. Su dinero paga el contexto íntimo. Lo que sucede después depende de ambo'', dijo.

Cuando a Natalia le preguntan a que se dedica, ella no tiene reparo en afirmar que es puta. "A veces se sorprenden y no se lo toman en serio. Asumen que si de verdad fuera puta no hablaría de ello. La gente está acostumbrada a que llevemos una doble vida y nunca se cuestionan por qué o qué implica esto para nosotras. Quiero romper con los prejuicios de la gente. Por eso hago público mi nombre real, enseño la cara y todos mis conocidos lo saben. No quiero esconderme de nada porque no creo que haya nada de lo que me tenga que esconder'', aseguró.

Por otra parte, contó que últimamente se le cruzó por la cabeza la idea de hacer películas porno. "Me atrae porque es una forma diferente de jugar con mi placer y quiero formar parte de proyectos que educan en una sexualidad más sana y real", indicó.

"La dignidad o el valor de alguien como persona no está en el uso que le da a sus genitales. Si disfruto con mi trabajo, y no le hago daño a nadie, no veo por qué otros deberían entrometerse en lo que pasa dentro de mi habitación", concluyó.